domingo, 5 de mayo de 2013

LAS TRES CANICAS

Hola soy Antonio Morales y aquí os dejo mi cuento.


Hace ya bastante tiempo, en un país muy lejano, hubo un rey y una reina.
Cierta mañana y sin saber muy bien por qué, el rey desganado y sin mucho ánimo pensó, en todos aquellos objetos mágicos que había conseguido a lo largo de su vida.
    • ¡Los tengo todos !... dijo.
Un día mientras paseaba por los alrededores de palacio, oyó a varias personas del pueblo, y sin esperarlo, descubrió que hablaban de un nuevo objeto mágico.
Decían que ese objeto estaba muy protegido porque un ladrón , llamado Abdul, iba detrás de él para conseguirlo y seguir haciendo de las suyas. También decían que ese objeto sólo iría a parar a manos de personas que tuviesen un corazón limpio y puro.
Después de todo, el rey, ya no dejó de pensar en aquella conversación que , sin quererlo, habia oido. De camino a palacio, su cabeza, no dejaba de dar vueltas y más vueltas.
    • ¿Qué será?...pensaba. ¿Cómo lo conseguiré?.
Los lugareños , mencionaron un lugar que comúnmente se conocía como “La Cueva del Agua” .
        • Iré hasta allí y seguro que por ser el rey, lo consigo sin más.
Sin pensarlo dos veces, llamó a sus soldados y les ordenó que lo guiasen a “La Cueva del agua”.
Como siempre éstos le obedecieron sin soltar palabra, y pocos minutos después, todos, con el rey a la cabeza iban camino del lugar.
Pasadas varias horas llegaron a la puerta de la cueva y el rey, para no dejar de ser el protagonista de esta historia, ordenó a todos que se alejaran y esperasen sus órdenes para volver más tarde a palacio.
No quería que ninguno de sus siervos, presenciasen lo que allí iba a suceder.
Una vez dentro, vió que todo el espacio estaba precedido por un gran altar, pero...no vió a nadie.
Él había imaginado que el objeto y la cueva estarían protegidos por unos seres extraños.
Sólo se fijó, en una amplia línea que dividia la cueva en dos partes.
Cuando uno de sus pies pisó la línea divisoria, un fuerte estruendo se apoderó del lugar y con voz ronca , se dirigió al rey:
    • ¿Qué haces aquíiiiiiii? , le preguntó.
    • Vengo a llevarme el objeto que aquí se esconde.
    • No pensarás que podrás hacerte con él sin más....¿verdad?.
    • Soy el Rey de este lugar y todo lo que hay en los alrededores de palacio me pertenece.
    • Este objeto, no será de alguien cuyo corazón no sea limpio y puro.
    • Mi corazón es así, dijo el rey, manteniendo los dedos cruzados tras su espalda.
    • Sé que tu corazón, no es así- dijo la voz. Has robado y mentido a todo aquel que no era partícipe de tus ideas. Por lo tanto, el objeto seguirá siendo mío.


Después de hablar, la voz hizo que se levantara un grueso cristal, que separaba la línea divisoria y el altar mayor de la cueva.
Gritando e insultando, el rey salió corriendo de allí y gritando a sus soldados, volvieron a palacio.
Una vez allí, hizo que buscaran de inmediato al ladrón del cual había oido hablar.
    • Si no es por tener buen corazón, el objeto será mío por la fuerza...se decía sin dejar de maldecir a aquella voz , que no dejaba de sonar en su cabeza.
Evidentemente, el ladrón , no pudo hacer nada con el duro cristal.
Cada vez estaba el rey más y más enfadado, hasta que ….pensó en su hijo.
El príncipe , era un chico de nueve años, tímido y amable con todos, todo lo contrario a su padre, que pocas veces se acordaba de él.
Partieron hacia la cueva, y Julien, que así se llamaba el príncipe, forzado por su padre, se vió sin más ante el cristal.
La voz, al verlo le hizo varias preguntas, y tras comprobar que era sincero, subió la puerta y le dió el objeto.
El chico, sabiendo como era su padre, extendió las manos y le mostró todo lo que el rey buscaba.
    • ¿Sólo tres canicas?...dijo el rey. ¿Es todo lo que me traes?.
    • Sí papá, es todo lo que buscas. Cada una de ellas te concederá un deseo.
Apartando a su hijo, cogió las tres canicas y se puso a pensar en lo que tanto ansiaba.
Vió que su hijo, lloró a escondidas y....se dió cuenta de todo lo que había dejado a un lado.
Miró las tres canicas y pidió un único deseo:
    • Quiero volver a ser un niño, dijo el rey. Sólo de esta manera podré cambiar aquellas cosas que no me permitieron tener un corazón, limpio y puro.

                Espero que os haya gustado.

       

3 comentarios:

  1. Que misterioso el cuento jejeje, y al final sólo eran tres canicas. Bueno, que me ha gustado mucho C: Aah! Soy Lorena.

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  2. Que bonito tu cuento Antonio, me ha gustado mucho. Soy Andrea González.

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  3. Que bonito tu cuento Antonio, me ha gustado mucho. Soy Andrea González.

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